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VARADOS EN EL FRÍO

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Phase Type: Chapter
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Version Alpha

The Story of TPL

La Tierra está congelada. Envuelta en una era de hielo moderna. Los gobiernos del mundo idearon un plan para salvar a la humanidad que consistía en meter a todos dentro del metaverso. Lo llamaron “La Transición de Paradigma”. Los primeros diez mil voluntarios, listos para pavimentar el camino, eran llamados CyberBrokers. Todo salió mal. Dos siglos después, una autocomplaciente raza humana está lidiando con un gran avivamiento.

Esta es la historia de El Paradigma Perdido.

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Version AlphaThe Story of TPL

Chapter 13

VARADOS EN EL FRÍO

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ALL RECORDS ARE THE PROPERTY OF TPP AND MUST REMAIN WITHIN THE CORE UNDER STRICT OBSERVATION UNLESS SPECIFICALLY AUTHORIZED. REMOVAL OF RECORDS ARE A CLASS 12 OFFENCE AND PUNISHABLE BY SALARY REDUCTION, DEMOTION, AND TERMINATION.

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RECAP

Después de su repentina remembranza de Cold Storage, donde había perdido sus recuerdos, Soleia también recuerda a Mason from Silent, un Enforcer que trabajaba ahí. El moderador les da a Spice, Zinc y Soleia datos de usuarios de OnlyCam del mercado negro, los cuales incluyen a Mason. Logran rastrear a Stockpile Quotidian, una Cammer que había interactuado frecuentemente con Mason, y Stockpile acuerda intentar y extraer información del Enforcer. Lo logra y les da al equipo la dirección del nodo de Cold Storage. Con la ayuda de un Astrónomo llamado Thamas, se enteran de que ShaDAO tiene una fortaleza ahí construida por la Puzzlemaster Selena Nebulous. Haciéndose pasar por super fans de su trabajo, logran conocerla con el objetivo de obtener información acerca de la fortaleza. Selena acuerda darles los planos, si pueden llevar a cabo la casi imposible tarea de vencer al equipo FOMO en una competencia organizada por Fukutsu. Justo en el último momento, derrotan al equipo FOMO, y con los planos en mano, idean tres planes para infiltrar la fortaleza en Cold Storage. El plan de Spice de encontrar e intimidar a uno de los empleados en la fortaleza es el ganador.

Así como Thamas les había advertido, no pudieron entrar así nomás al nodo escondido de ShaDAO. De hecho, cuando Zinc y Spice introdujeron la dirección en sus bracers, todo lo que pudieron hacer era ver la zona deshabilitada en el mapa. No había manera de teletransportarse o de meter un código, y no había información de qué tantos nodos a lo lejos se encontraba. Nada.

Pero cuando Soleia introdujo la dirección, un prompt cargó preguntándole si quería teletransportarse. La Llave Hubur en su wallet tenía toda la autorización necesaria para acceder al nodo.

Curiosa, Spice le pidió ver la antigua llave pública embebida en los datos de Cold Storage y un rápido escaneo de la Llave Hubur confirmaba que encajaban. La Llave Hubur no sólo un pase de acceso, era una pieza de Cold Storage en sí. O tal vez Cold Storage había sido derivado de la llave. De cualquier manera, Soleia había tenido razón acerca de necesitar la reliquia para rescatar a Ken.

Cuando Spice escaneó la programación de la Llave, también encontró un antiguo algoritmo de encriptación, indecifrable e impenetrable.

“Probablemente así es que ShaDAO ha conservado Cold Storage tan bien escondido” reflexionó Spice.

“Y también así logran desaparecer a las personas,” Soleia murmuró, más para ella misma que para Spice o Zinc.

Spice le lanzó una mirada a Zinc. Le caía bien Soleia, pero con el obvio dolor de los recuerdos de la Smuggler cuando estuvo en Cold Storage, no podía dejar de preocuparse por la reacción que tendría cuando regresara al lugar que la había tenido tanto tiempo traumada y en la oscuridad.

“Bueno, la buena noticia es que tenemos ya la Llave,” dijo Zinc, cambiando de tema. “Y con ella en nuestras manos, nuestro salto debería de estar oculto de los registros, también, ¿no?”

Soleia sacudió la cabeza, como tratando de esclarecer la mente, y escaneó el código de nuevo.

“Parece que sí. He lidiado con encriptaciones previamente – excelentes algoritmos. Pero necesitas conseguir ítems más sensibles dentro y fuera de lugaros. Pero éste es demasiado. Es lo más cercano a invisible que puedes llegar. Básicamente está construido a partir de espacios en blanco.

“No estoy diciendo que no crea en cuentos de hadas,” dijo Zinc. “Pero entre más aprendemos de él, más pienso que Astarot realmente creó esta cosa.”

###

“Guau, eso sí que es caro,” Soleia murmuró, su rostro iluminado por el holograma del plano de la fortaleza. Puesto que Soleia era la que tenía la Llave Hubur en su wallet, era ella la que tenía que introducir el código de salto en su bracer para teletransportar a su equipo hacia Cold Storage.

“Deberíamos de cancelar todo este asunto, entonces,” dijo Zinc bromeando.

Soleia miró hacia arriba y le sonrió a Zinc, su dedo flotando sobre la pantalla del bracer. “¿Están listos?”

Zinc contempló la pregunta mientras tocaba su mochila llena de equipamiento y checaba el abrigo que llevaba para el frío. Luego asintió con la cabeza. “Sí, estoy listo. ¿Spice?”

“Esperen.” Spice apagó el holograma de la fortaleza y estableció un proceso de encriptación para su sesión. “Lista. Veamos qué tan malo es este lugar realmente.”

Con un último asentir de la cabeza, Soleia apretó el botón.

De pronto, Spice se encontró en la realidad. En su realidad.

La fuerte tormenta de nieve la había tomado por sorpresa, tumbándola y cayendo de espaldas. La nieve era tan espesa y fresca que se sentía como agua, imposible de asirla o de sentirse firme sobre ella. Intentó gritar por sus amigos, pero sobre el estrenduoso aullido dedl viento, no podía ni escuchar su voz. A su alrededor, la nieve latigaba y azotaba como estática. El frío sacudió su cuerpo, penetrando las capas extra de su ropa.

Titubeó, luchando con el blanco polvo y los fuertes vendavales hasta que estuvo sobre su estómago. Lentamente enterró sus talones, movió su cuerpo, hasta que se pudo poner de pie. Retorciéndose, se encorvó sobre el blanco granizo que parecía un látigo y pudo ver de reojo las columnas de la estación de salto.

Esto no era la realidad. Esto era Cold Storage.

Sus instintos de operadora de campo reaccionaron, y comenzó a buscar a los otros. Caminando fatigosamente por la nieve con la misma paciencia con que atendía sus deberes de limpieza, Spice encontró primero a Zinc. Estaba de rodillas en la nieve, encorvado con las manos sobre su cabeza. Lo sacudió del hombro antes de levantarlo. Spice sacudió la cabeza y apuntó h sus oídos, luego le hizo una señal para que la siguiera.

Encontraron a Soleia muy cerca, enojada y batallando para levantarse sobre la nieve pero sin poder lograrlo. Juntos, la ayudaron a ponerse de pie, y los tres permanecieron firmes entre el vendaval invernal. Spice se movió contra el viento, y luego habló con un tono agudo, gesticulando exageradamente con la boca – así como lo hacía afuera del recinto.

“Debemos irnos. ¡Para que nadie nos encuentre!” apuntó hacia abajo. “Más rápido por ahí.”

Zinc y Soleia se esforzaron por mantener la cabeza arriba contra el helado cortar del granizo, mientras trataban de poner atención. Una vez que Spice se aseguró de que entendieran el plan, se adelantó para guiarlos, y que así pudieran seguir el sendero que hizo por la nieve. Caminaron por un buen rato, a paso lento. Aunque Spicec había aprendido a temprana edad que no podías apresurarte por una tormenta así, sus compañeros no habían pasado por estas arduas lecciones. Así que hizo lo que pudo para no parar. Los veía constantemente, deteniéndose de vez en cuando para ayudarlos a levantarse, o para esperar a que uno de ellos se reincorporara si rezagaba.

Eventualmente, pudo ver la distintiva forma de un afloramiento rocoso con un pequeño saliente, uno que podría ofrecerles un breve descanso del ventarrón. Volteó a ver a los demás y lo apuntó. Spice se detuvo un rato, puesto que ahora ya todos sabían hacia donde ir. Después de unos cuantos bloques de tropezones y difícil progreso, alcanzaron la relativa calma del refugio rocoso.

“¡Astarot!” dijo Soleia, qeudándose sin aliento, recargando la espalda contra la pared de roca cubierta de hielo en cuanto llegaron al saliente.

Zinc se tropezó múltiples veces al apresurarse para intentar escaparse del granizo, enventualmente colapsando frente a Soleia, y luego echándose sobre su espalda.

“No puedo hacerlo,” dijo, sacudiendo la cabeza. “Sácanos de aquí ya.”

Spice los vio a ambos jadear exhaustos. Y sin poder resistirse, se rió.

“¿Qué es tan gracioso?” demandó Soleia.

Spice se cubrió la boca con una mano, sacudió la cabeza, y levantó la otra para pedir que esperaran un momento. Le tomó varios segundos para que se le pasara la risa.

“Lo siento. Es sólo que… Bueno, querían saber cómo era la vida de un Drifter…” Spice vio a su alrededor. “Pues esto es. Este es básicamente mi trabajo.”

Zinc se resbaló al intentar sentarse derecho. Sus cejas estaban llenas de nieve, mientras seguía tensando la quijada, su aliento siseando y temblando. “¿Esto?”

Spice asintió. “No siempre es así de malo. Pero los recolectores solares están subiendo una montaña, y este recorrido ha sido muy plano hasta ahorita. Ustedes la han tenido fácil.”

“¿Bromeas, verdad?” Soleia vio a Spice como si estuviera viendo de nuevo a una extraña.

“¿Esto es lo que haces cuando te desconectas? Nunca había visto algo así,” añadió Zinc.

Spice vio la nieve a su alrededor. “Y viendo por la profundidad, la tormenta ya ha estado cayendo por mucho tiempo. Probablemente podremos esperar a que termine.”

“¿Estás segura de ello?” preguntó Soleia.

“Créeme. Conozco las tormentas.”

“Esta podría no ser como las de la vida real.”

Spice se rió de nuevo, mientras se desplazaba por la nieve. Colocó su mochila sobre el suelo y se sentó junto a Soleia. “Todo lo demás has sido muy auténtico hasta ahorita.”

“¿Cuánto tiempo más crees que seguirá así?” preguntó Zinc.

Un par de cientos de bloques más. Probablemente menos.” Spice vio el mapa de su bracer mientras los demás descansaban. Soleia observaba incrédula la neblina cambiante. Zinc se mecía hacia enfrente y hacia atrás mientras se frotaba las piernas.

Después de un rato, todavía sonando impactado, Zinc volteó a ver a Spice. “Sabes, ahora todo tiene sentido.”

Ella lo volteó a ver con curiosidad. “¿Qué cosa?”

“Tú,” respondió. “Que seas ‘genial’. Digo, he conocido Drifters rudos, pero tú… La manera en que siempre estás tan tranquila. Responsable. Sin temor.”

“Continúa,” dijo Spice. “Quizás sonrojarme me ayude a calentarme un poco.”

Lo digo en serio. Todo tiene sentido ahora. Saber que tienes que salir a hacer esto siempre. Por tu cuenta. No entiendo cómo no te pierdes. Las personas se han de morir en lugares así.”

“Sí pasa,” dijo Spice, pensando en Ricardo.

“Con razón no te alteras en EPA.”

“Créeme – detesto mi trabajo. Pero alguien tiene que hacerlo. No es tan raro, es sólo parte de sobrevivir. Sí apliqué para una posición cómoda en el almacén una vez, pero bueno, todos los demás también.”

“No, tiene razón,” dijo Soelia. “El hecho de que formes parte de la Comandancia Alfa, también. La mayoría de los Drifters que conozco en EPA sólo vienen a pasársela bien. Pero tú tienes que lidiar con esto, y todavía tu idea de diversión y de desestrés es rastrear criminales y pelear batallas de meca con la desmaterialización en juego. Está raro.”

“¿Qué puedo decir?” Spice se encogió de hombros, sin saber si sentirse halagada o apenada, “Me gustan los retos.”

Se quedaron callados de nuevo, con el viento soplando contra las rocas.

“Saben,” Soleia dijo después de un rato, “Leí en el Ledger acercad e unos brokers que querían replicar la vida de Drifter. Quedarse juntos en recintos, atendiendo la cocina y los servidores. Todos teniendo una pequeña tarea por hacer, estar juntos. Una pequeña comunidad. Sonaba divertido, de hecho.”

“Apuesto a que lo es,” dijo Soleia, sonriendo, “cuando sabes que puedes oprimir un botón e irte cuando quieras. Y que no estás a un error de que el generador o la producción de comida falle y que muera cada persona que conoces. Cuando tu existencia no depende de equipo obsleto que ya no fabrican y que se puede romper en cualquier momento. Y no olvidemos a los bandidos merodeando en busca de un recinto como el tuyo para saquearlo por completo. Sí, estoy segura de que es muy divertido sin todo eso. Probablemente se sienta como un divertido y pequeño video juego.”

Soleia rió suavemente. “Irónico.”

Spice asintió. “Hablando de, la tormenta ya cesó. Deberíamos de seguir adelante. Tenemos mucho trabajo por hacer.”

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Las tormentas de nieve se calmaron por el resto del día mientras Spice, Zinc y Soleia se hicieron paso hacia la oscura fortaleza y buscaron puntos de observación alrededor de ella. Ningún plano podía describir el tamaño, la fuerza, o la rareza de ella. Su concreto negro parecía desafiar los elementos a su alrededor, y sus inexpresivos y opresivos muros no daban indicación alguna de los secretos que contenía dentro.

El sol comenzó a ocultarse, mientras Spice deambulaba por el crepúsculo de zafiro invernal hacia el afloramiento rocoso para encontrarse con Zinc y Soleia.

“Tengo que desconectarme y checar los recolectores solares, pero volveré antes de que amanezca,” les dijo. Sus amigos asintieron, ahora comprendiendo un poco su vida fuera de EPA.

Pero cuando Spice se quiso desconectar, se dio cuenta de que no podía.

“¿Qué diablos está pasando?” Golpeó la pantalla para desconectarse repetidamente. Y sin embargo no hizo nada más que ocasionar que extraños símbolos parpadearan en su pantalla. “¡No me puedo desconectar!”

Zinc y Soleia se asomaron sobre el hombro de Spice.

“¿No puedes quitarte el equipo nomás?” preguntó Zinc

Spice se quedó quieta por unos segundos hasta que su cara se llenó de confusión. “No puedo.”

Los tres se quedarn viendo el uno al otro antes de que Zinc rompiera el silencio con la pregunta que todos tenían en mente. “¿Cómo es posible?”

“Espera un bloque,” Soleia vio su propio bracer y rápidamente cambió algo en él. “Intenta ahora.”

Spice otra vez inició el proceso de desconexión. Los extraños símbolos desaparecieron. Volteó hacia la otra mujer. “¿Cómo hiciste eso?”

“La Llave,” respondió Soleia.

Zinc exhaló por un largo momento y sacudió la cabeza. “Diablos, más vale que no perdamos esa cosa.”

###

Spice se extendió aún más sobre la duna de nieve y bajó los binoculares de su gorra hacia sus ojos. Sólo había habido leves tormentas de nieve en los últimos días. Bueno para vigilar la fortaleza y la gente que entraba y salía, pero malo para permanecer escondidos mientras se movían. Estaban lejos de la gran estructura, pero aún a esa distancia parecía soltar una mala vibra. Aquí afuera en el vasto y hostil vacío de Cold Storage, se sentía como un testamento para un propósito más oscuro.

A través de sus binoculares pudo ver drones armados zumbar por las paredes, guardias armados hasta los dientes juntarse en varias de las pequeñas entradas, y unos cuantos empleados entrando y saliendo sobre vehículos para la nieve. Al identificar sus identidades, pudo ver sus perfiles y los registros de la Comandancia Alfa. Entre más se acercaba a tomar su decisión, más dudaba de su plan.

Escuchó algo moverse por la nieve detrás de ella pero no volteó a ver. Ese ritmo lento, evasivo, y torpe podría venir sólo de Zinc. Eventualmente, se echó junto a ella.

“Detesto esto,” dijo y dio un resoplido.

“Deberías de moverte más lento,” dijo Spice sin voltear a verlo.

“Diablos, ser atrapado ya no suena tan mal. Al menos allí dentro tienen calefacción.”

“¿Pusiste los sensores de movimiento?”

“Sí.”

“¿Está lista Soleia?”

“Está lista.”

Spice cambió la dirección de su vigilia hacia donde estaba Soleia esperando, aun que la Smuggler estuviera debajo de la nieve, lejos de los ojos de cualquiera.

“¿Qué hora es?”

“Las veinticuatro horas,” respondió Zinc.

“Nos estamos acercando. Ve a tu punto. Te llamaré si este es el momento.”

Pero Zinc no se movió, dejando que un momento de silencio creciera. Como no dijo nada, Spice vio hacia arriba con sus binoculares.

“Vamos a sacarlo de allí”, dijo él suavemente al cruzar miradas con ella, tomándola de la mano.

“Lo sé,” Spice dijo, deseando tener un poco de más confianza de la que sentía. “Contigo. Y Soleia. Lo lograremos.”

Zinc mantuvo sus ojos firmes por un momento más y luego suspiró fuertemente. Se reincorporó torpemente, resbalando un par de veces, aunque Spice ya estaba tan acostumbrada a ello que no se rió. Se concentró de nuevo en el movimiento alrededor de la fortaleza, completamente distraída de todo como cuando recalibraba los recolectores solares. Los bloques pasaron, y luego vio lo que había estado esperando.

Fuera de una de las grandes entradas, un vehículo de nieve que iba saliendo se detuvo para ser checado por los guardias. Una moto para la nieve Butterfly, y entre dos bandas neumáticas como de tanque había un chasis hecho de vidrio y metal, decorado con señales de peligro y radioactividad. Spice hizo zoom para cerciorarse.

“Listo,” murmuró cuando vio a Koda Trundle Zander, el Químico que había estado observando, a través del toldo de conductor. Ahora sólo estaba esperando a que ningún Enforcer se subiera con él. Haría su trabajo mucho más difícil.

Los Enforcers alrededor del vehículo lo dejaron pasar y Spice se tensó, lista para la acción. Sin quitarse los binoculares, golpeó su bracer. “Alístate. Soleia. ¿Estás recibiendo información de los sensores de movimiento?”

“Sí, los estoy leyendo.”

“Parece ser que su camino está un poco chueco. Se dirige por C-5 y C- 6. Cuidado, está conduciendo uno de esos vehículos rápidos.”

“Ya estoy en movimiento.”

Spice alcanzó a ver un destello de la negra capa de Soleia mientras se apresuraba por entre la nieve antes de desaparecer de nuevo al echarse sobre otro punto. Escaneó el vehículo y lo rastreó mientras aceleraba por entre el paisaje. Su bracer le notificaba cada sensor por el que pasaba, y esperaba que Soleia los estuviera observando con la misma atención.

Cuando el vehículo se acercó a Soleia, Spice hizo zoom hacia él y contuvo la respiración. Vio cómo el disparo se enganchaba en la defensa metálica del chasis. Ahora iba Soleia arrastrada por el vehículo entre la blanca nieve.

Parecía una idea desquiciada, pero Soleia le había dicho que era una táctica ya probada por Smugglers buscando liberar bienes de vehículos en movimiento. Spice vio cómo Soleia botaba y giraba detrás de la moto de nieve, pero pudo acercarse más y más con la cuerda. Siguió moviéndose, una mano tras la otra, hasta que se pudo subir al chasis, y se arrastró hacia el frente de él. Abrió el toldo antes de que Koda se diera cuenta siquiera de lo que sucedía, y se sentó junto a él.

Spice finalmente pudo respirar, se quitó los binoculares, y comenzó a correr. El punto de parada era una pequeña sección con varios pendientes y valles donde era fácil esconderse. Spice lo alcanzó justo cuando Soleia hizo que el vehículo se detuviera por completo. Salió, dejando la puerta abierta para sacar a Koda del vehículo, las manos del Químico esposadas detrás de su espalda.

Zinc se sentó en el asiento del conductor. El vehículo podría ser visto desde lejos, y peor aún, encontrado por agentes de ShaDAO que siguieran sus huellas. El plan era hacer que Zinc lo manejara hasta la estación de salto donde las huellas se perderían entre las otras tantas, y luego encontrar un lugar dónde esconderlo. ShaDAO tendría muchas preguntas si encontrara un vehículo lleno de químicos pero sin conductor, así que era mejor evitárselas.

El vehículo de nieve se fue velozmente mientras Soleia movía al Químico del camino hacia un pequeña zanja. Koda se iba resbalando y tropezando, tan torpe como Zinc. Cayó y dejó salir un gruñido, y para cuando pudo voltear hacia arriba, Soleia y Spice estaban sobre él. Sus ojos se ensancharon de miedo.

“¡¿Qué están haciendo?! ¿Hacia dónde llevan la moto? ¡Esos químicos son invaluables, y peligrosos! ¿Quiénes son?”

“Invaluables, ¿eh?” dijo Soleia con una sonrisita.

“¡!” exclamó Koda. “¡No tienen ni idea!”

“Supongo que estarías en grandes problemas, si decidiéramos no devolverlos.” Soleia se volteó, se agachó y le soltó una de las correas de su máscara de gas, con su expresión impactada completamente a la vista.

“Koda Trundle Zander,” Spice usó su voz de Comandancia Alfa. “El empleado más nuevo de ShaDAO.”

“¿Qué? ¿Cómo supieron eso?”

“Llegaste aquí hace dos días usando tan sólo tu bata de laboratorio. Ese es un error que sólo comentes la primera vez que vienes a Cold Storage. También fuiste recibido por un Editor de Genes, un Astrónomo, y el jefe de Químicos – y los guardias parecían estar pendientes de no incomodarte. También te dejan ir y venir cuando quieras. Mi sospecha es que eres alguien importante, que tienes accesos de alto nivel e información.”

“¡No, te equivocas!”, dijo Koda retorciéndose y arrástrandose por la nieve. “No me dicen nada. Sólo manejo químicos peligrosos. ¡Eso es todo! ¡No sé nada!”

Soleia sonrió. “¿No sabes nada, eh?” Con histriónica lentitud, checó sus bolsillos y sacó la Llave Hubur.

Los ojos de Koda se ensancharon al reconocerla con horror.

“La Llave Hubur,” dijo Koda suavemente, como si estuviera rezando.

“¿Qué sabes de ella?” preguntó Soleia.

Con esa pregunta, la cara de Koda cambió de horror a incredulidad. Se le quedó viendo a Soleia por unos cuantos segundos y luego tragó saliva.

Soleia empuñó la Llave y se acercó a él para llamar su atención.

“¿Me estás diciendo que no sabes qué es lo que tienes en tu mano? Esa es la Llave Hubur.” Esperó y luego sacudió la cabeza al ver la expresión de sorpresa. “Todos teman al portador de la Llave Hubur. Puesto que no hay peor destino que la eterna prisión de la menta,” dijo el Químico, como repitiendo un proverbio de antaño.

Soleia le guiñó un ojo a Spice y guardo la Llave de vuelta en su chaleco.

Koda volteó hacia Spice como si fuera encontrar piedad con ella. “También funciona con los Drifters.”

Spice sacudió la cabeza. “¿Cómo es eso posible?”

“El Hubur es una de las Siete Llaves de Astarot,” explicó Soleia. “Son los ítems más poderosos dentro del Paradigma. Las Llaves están conectadas con la fuente de todas las cosas. Astarot. Cada una tiene el potencial de alterar las reglas fundamentales del Paradigma en su propia manera. La Llave Hubur de maneras particularmente escalofriantes.”

Koda comenzó a rogar, “Mira, seré honesto con ustedes. Ustedes no tienen ni idea del poder que sostienen en este momento y están en serio peligro cada segundo que esté en su posesión. Vamos, dénmela y me aseguraré de que estemos todos a salvo de cualquier accidente.”

“Bueno, no veo razón para hacerlo,” sonrió Soleia al agacharse para estar cara a cara con Koda, “si puedo aprender a usarla contigo.”

Koda tensó la cabeza.

“¿Qué quieres?”

Spice movió la cabeza de un lado a otro. “Alguien que conocemos está cautivo en esa fortaleza de ShaDAO. Pretendemos irrumpir y sacarlo de ahí.”

Koda los volteó a ver, incrédulo. “No se puede. Incluso si les ayudara. Simplemente no se puede.

“Bueno, eso es lo que decían de obtener la Llave Hubur.”

Spice se agachó, para estar al nivel de Koda. “Sí podemos. Y lo lograremos. Y tú nos vas a ayudar.”

Koda no dijo nada, pero la expresión del Químico palideció ante la falta de opciones.